El dolor crónico aparece hasta en el 90% de los pacientes oncológicos

El dolor crónico aparece hasta en el 90% de los pacientes oncológicos

Cuando las personas manifiestan dolor significa que alguna parte de su cuerpo está experimentando una dolencia o malestar. Incluso aquellos enfermos de cáncer pueden notar que su dolor cambia a lo largo del día y no siempre es el mismo, ya que ciertos dolores pueden no estar producidos por la enfermedad oncológica.

Por ello, desde el Centro Médico Tres Ramblas queremos hablar del dolor crónico que sufren muchos pacientes oncológicos.

 

¿Qué es el dolor oncológico?

El dolor oncológico hace referencia a las dolencias que pueden sentir pacientes con cáncer, ya sea por la progresión de la propia enfermedad o por los tratamientos y patologías asociadas.

Es necesario aclarar que determinadas enfermedades oncológicas son indoloras en sí mismas y la manifestación de dolor indica la presencia de complicaciones, al igual que sucede en otro tipo de patologías.


Causas del dolor oncológico

El dolor crónico aparece hasta en el 90% de los pacientes oncológicos, según los datos aportados por la Sociedad Española de Oncología Médica.

El 30-50% de los diagnósticos de cáncer se realiza cuando ya existe dolor en el paciente. Esta cifra aumenta significativamente en las etapas avanzadas de la enfermedad en las que un 70-90% de los pacientes manifiesta tener dolor.

El dolor, por lo general, suele ser debido a:

  • Dolor por crecimiento e infiltración del tumor. Es el motivo más común de dolor en los pacientes con cáncer. El aumento de tamaño ejerce presión en los nervios, los huesos o los órganos y genera la destrucción de los tejidos cercanos. Además, el tumor puede liberar químicos que ocasionen dolor.
  • Dolor asociado al tratamiento del cáncer. Se habla de dolor postquimioterapia, postradioterapia, postoperatorio y debido a procedimientos diagnósticos.
  • Dolor por debilitamiento general del paciente.
  • Dolor concomitante no canceroso. El paciente oncológico puede sentir dolor por otra causa no relacionada con su enfermedad. Se trata de un origen extraoncológico que puede ser artrosis, osteoporosis, etc.

Tipología del dolor oncológico

Como comentábamos anteriormente, la gran parte de los pacientes oncológicos presentan dolor crónico y para su adecuada valoración es necesario averiguar los factores que influyen en su manifestación.

Estos condicionantes se pueden clasificar según su duración, patogenia, localización y curso.

Dolor crónico oncológico según la duración:

  • Dolor agudo. La sensación de dolencia es intensa y limitada en el tiempo.  Se presenta de forma repentina y es síntoma de que el cuerpo ha sido lesionado de alguna manera. Por ello, esta clase de dolor desaparece después de reponerse de la lesión.
  • Dolor crónico o persistente. Es habitual en el paciente con cáncer y se caracteriza por durar más de 3 meses. Puede surgir rápida o lentamente y varía desde leve hasta intenso, por lo que tiende a perturbar la vida del paciente al interrumpir sus actividades cotidianas.

Dolor crónico oncológico según su patogenia:

  • Dolor neuropático. Se genera por la afectación del sistema nervioso o por la lesión de las vías nerviosas periféricas, pudiendo ser espontáneo o evocado por estímulos. Suele expresarse con la presencia de parestesias (hormigueos), sensación de calor o quemadura y punzante.
  • Dolor nociceptivo. Es el más común y se puede dividir en somático y visceral de acuerdo a su ubicación.
    • Dolor somático. Se produce por la afectación de órganos densos como huesos, músculos y tejido celular subcutáneo. También se caracteriza por ser un dolor ubicado en el área afectada, incrementarse con la presión de dicha zona y ser continuo. Un ejemplo es la metástasis ósea.
    • Dolor visceral. Deriva de la afectación de las vísceras huecas y se define por tener una mala localización e irradiar de manera difusa o distante desde la zona afectada en el origen. Este tipo clase de dolor visceral suele ser continuo o cólico y se extiende a un área cutánea amplia.
  • Dolor psicógeno. Se manifiesta por alteraciones psicológicas del paciente como el miedo, angustia, etc.

Dolor crónico oncológico según su localización:

  • Cabeza y cuello.
  • Torácico.
  • Vertebral.
  • Abdominal o pélvico.
  • Extremidades.

Dolor crónico oncológico según el curso:

  • Dolor continuo. Se define como la dolencia que no desaparece con el tiempo.
  • Dolor intermitente.
  • Dolor irruptivo.  Su frecuencia oscila entre el 52 y el 89% en los pacientes oncológicos, de acuerdo a los datos emitidos por la Sociedad Española de Oncología Médica. Se basa en el aumento intenso (exacerbación) de dolor de manera súbita y transitoria que se manifiesta sobre la base de un dolor crónico que ya está controlado, por ejemplo, a través de medicación.

Esta clase de dolor irruptivo traspasa el alivio obtenido con el tratamiento y produce un dolor de elevada intensidad y de rápida instauración que puede surgir en reiteradas ocasiones durante el día.

Respecto al origen, con frecuencia esta dolencia tiene la misma causa que el dolor crónico, ya sea por el propio cáncer o debido al tratamiento oncológico.

No obstante, algunas personas también pueden manifestar dolor irruptivo de forma espontánea o desencadenada por los movimientos, esfuerzos o ciertas maniobras (defecación, tos, etc.).

¿Cómo se realiza la evaluación del dolor oncológico?

La evaluación del dolor oncológico debe realizarla un especialista y requiere de la valoración multidimensional del dolor para determinar los mecanismos fisiopatológicos, además de otros factores relacionados como los emocionales y psicológicos.

Este examen exhaustivo tiene como propósito definir los aspectos asociados con la percepción del dolor por parte del paciente oncológico:

  • Intensidad del dolor. Es de carácter muy subjetivo y para su estudio existen diferentes escalas de evaluación.
  • Tipo de dolor. Hay que diferenciar entre el dolor somático, visceral, neuropático o la combinación de los anteriores, puesto que cada clase de dolor necesita de un tratamiento distinto.
  • Patrón del dolor. Se refiere al estudio de la progresión del dolor, desde el momento de su aparición y teniendo en cuenta su duración o persistencia.
  • Factores desencadenantes. La identificación de los posibles factores que influyen en la provocación del cuadro de dolor.
  • Factores de alivio. Existen diferentes situaciones que pueden mitigar el dolor oncológico como la aplicación de calor o frío, el descanso y la medicación analgésica.
  • Síntomas asociados al dolor oncológico. Como las náuseas, los vómitos, las diarreas o el mareo.
  • Efectos del dolor en la rutina. El dolor oncológico tiende a limitar las actividades diarias como la dificultad para el aseo personal o la afectación de las relaciones sociales que se traducen en una mayor depresión del estado del ánimo.

Examen físico del paciente oncológico. Se estudian las respuestas fisiológicas y conductuales del paciente ante el dolor.


¿Cómo se trata el dolor oncológico?

El tratamiento del dolor oncológico debe estar enfocado en incidir en los diferentes aspectos del dolor: tipo e intensidad, causa de origen, factores desencadenantes o de alivio, estado de ánimo y espectro piscosocial del paciente.

Por tanto, existen varios tratamientos disponibles para el dolor oncológico y la elección es individualizada al depender de las características específicas que presente cada paciente.

En general, es probable que se requiera de una combinación de métodos a fin de obtener un mayor alivio. Estas son algunas opciones:

  • Analgésicos. En casos leves y moderados de dolor.
  • Los opioides son fármacos de venta con receta médica y se emplean para abordar el dolor moderado a grave.
  • Otros fármacos con receta médica. Como los antidepresivos, los medicamentos anticonvulsivos y los esteroides.
  • Técnicas de bloqueo de dolor. Se puede emplear un procedimiento de bloqueo nervioso para impedir que los signos de dolor se envíen al cerebro. Este método consiste en la inyección de un medicamento anestésico en el nervio o alrededor de la zona afectada.

Sin embargo, siempre debe ser un especialista médico quien determine cuál es el tratamiento más adecuado para cada caso en concreto y nunca se debe optar por la automedicación sin vigilancia médica.


Recomendaciones para la consulta con el especialista de dolor crónico por cáncer

El dolor causado por una enfermedad oncológica repercute en la calidad de vida y estado de ánimo del paciente. Por esta razón el enfermo debe ser partícipe de su tratamiento debiendo tener en cuenta su situación psicológica, social y el estado de su enfermedad.

Esta evaluación ayudará al médico a entender la situación que experimenta el paciente y determinar el tratamiento más acertado.

Estos son algunos aspectos que se deben tener en cuenta para controlar el dolor y ajustar la dosis necesaria para su alivio:

  • Explique la zona concreta donde se presenta el dolor, cuándo comienza, cuánto dura, cómo se siente, qué lo alivia, qué lo empeora y cómo afecta a la rutina.
  • Informe al médico si la medicación contra el dolor no funciona como se espera.
  • Evalúe la intensidad de su dolor de acuerdo a una escala de evaluación.
  • En función de alivio dolor conseguido por la administración de medicamentos, aumente su nivel de actividad física.
  • Evite detener la medicación de cualquiera de sus fármacos de manera repentina y reduzca la dosis progresivamente conforme disminuya el dolor.
  • Si el fármaco le provoca malestar, pregunte al médico si es posible cambiarlo o buscar otra medicina para controlar el malestar.
  • Lleve un registro de cualquier efecto secundario que pueda notar y comuníquelo al médico.
  • No triture o divida los comprimidos sin antes consultarlo con el especialista.
  • Si los fármacos no mantienen el dolor bajo control y aún persisten las molestias, informe al médico.

 

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