Tratamiento del dolor crónico con  toxina botulínica

La toxina botulínica es una neurotoxina que inhibe la contracción muscular y que está capacitada para generar la parálisis muscular durante un tiempo prolongado.

Aunque la aplicación repetida de toxina botulínica no se relaciona con la parálisis definitiva del músculo, sí implica una mayor duración de su efecto. Transcurrido ese periodo de tiempo, el músculo recupera su actividad.  

En la Unidad del Dolor los especialistas utilizan esta sustancia para tratar determinadas patologías neurológicas que cursan con una hiperactividad muscular.  
 

¿En qué consiste el bloqueo con toxina botulínica? 

La medida principal más importante para su administración consiste en la identificación de las zonas dolorosas a través de la palpación, ya que es de gran ayuda que al paciente comunique los puntos de mayor molestia. Además, se precisar de un aparato de rayos X o ecografía, junto con la colocación de contraste, para ubicar la posición exacta del dolor. 

El procedimiento se realiza con anestesia local y se basa en la infiltración de pequeñas cantidades de toxina en aquellos lugares cuya palpación desencadena el cuadro de dolor del paciente. Después de cada inyección es necesario realizar cierta presión suave en el músculo durante unos minutos para evitar la aparición de hematomas. 

Hablamos de una técnica infiltrativa que se asocia al dolor derivado de la propia inyección intramuscular. No obstante, la percepción del dolor es variable según cada paciente. 

¿En qué patologías se aplica el bloqueo con toxina botulínica? 

El bloqueo con la toxina botulínica se suele emplear para tratar diferentes distonías, es decir, contracciones musculares involuntarias que causan movimientos de torsión repetidos y/o posturas anómalas que se generar por la contracción muscular simultánea de músculos agonistas y antagonistas. 

Por ejemplo, existen las distonías cervicales (torticolis espasmódica) y ciertas distonías de miembros denominadas ocupacionales (calambre del escribiente). Otros trastornos neurológicos que pueden ser abordados con la infiltración de esta sustancia son el espasmo hemifacial, ciertos temblores y la rigidez o espasticidad. 

 ¿Cómo funcionan las infiltraciones con toxina botulínica? 

El efecto del bloqueo con la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular o placa motora. En esta zona de transición entre el nervio periférico y el músculo se genera la liberación de acetilcolina, la cual es el neurotransmisor requerido para producir la contracción muscular. 

La toxina botulínica actúa de manera local a través del bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que implica la parálisis muscular temporal. El resultado final es una quimiodenervación temporal en la unión neuromuscular sin producir ninguna lesión física en las estructuras nerviosas. 

Por tanto, según su mecanismo de acción, la toxina botulínica es capaz de: 

  • Inhibir la liberación de mediadores del dolor a nivel periférico y central. 
  • Disminuir la inflación periférica localizada alrededor de las terminales nerviosas. 
  • Inhibir el sistema nervioso simpático. 

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